El proyecto requería la construcción de un sótano debido a las normas de restricción en altura vigentes, que no permitían que ningún edificio obstruyese la vista desde la ciudad. Esto obligó a construir bajo rasante por lo que la losa, de 40 cm de espesor, quedaba sumergida bajo el nivel del mar. Se propuso inicialmente la impermeabilización de la losa con una membrana de bentonita, lo que habría sido casi imposible de ejecutar debido a las condiciones submarinas de la obra, que habrían hidratado prematuramente la bentonita. En su lugar, se aplicó una solución de impermeabilización completa utilizando hormigón aditivado con Krystaline Add1, juntas metálicas estancas con sistema Water-Stop y tratamientos de diseño de juntas con productos con tecnología cristalina Krystaline CSH. Esto permitió verter las cinco etapas de la losa mientras se controlaba el nivel del agua.